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En la sociedad global actual, encontramos que un número limitado de estados agrupa la gran mayoría de la riqueza mundial. Millones de personas sufren por la falta de recursos y de servicios fundamentales, mientras que ese pequeño número de países alberga problemas relacionados con el consumo excesivo y desecha diariamente toneladas de alimento.

 

La desigualdad afecta a distintos niveles, y las jerarquías que observamos a nivel internacional también se perciben dentro de cada estado, dentro de cada país, dentro de cada ciudad.

La falta de oportunidades laborales y la dificultad de acceso a recursos y servicios básicos causan el surgimiento de desigualdades locales, que afectan a los países que concentran la riqueza pero que conllevan consecuencias mucho más severas en sociedades menos industrializadas.

En el caso de Santa Cruz de la Sierra, las desigualdades son claramente palpables. Aunque nos encontramos ante la capital del departamento con mayor participación en el PIB nacional, casi un tercio de la población cruceña se encuentra bajo el umbral de la pobreza. Una pobreza que limita oportunidades y recorta derechos y libertades.

Las personas que participamos en la Asociación Mi Rancho luchamos por lograr que estas desigualdades no pongan un techo a las vidas de las personas. Trabajamos para que lo que una persona tenga, o donde nazca, no marque su futuro. Estamos convencidos de que es necesario un cambio social que comience edificando una nueva estructura de valores, donde lo económico pase a un segundo plano y la prioridad sea el bienestar de todas las personas.

Justificación

Las ciudades son espacios donde las desigualdades sociales se pueden agrandar. Es el caso de Santa Cruz de la Sierra, una urbe que, como ya se ha reseñado, ha experimentado  una gran explosión demográfica que ha aumentado también el número de pobres, convirtiendo al municipio cruceño en el que más personas alberga bajo el umbral de la pobreza.

La falta de recursos, asociada a otras problemáticas, tiene un impacto negativo sobre las familias cruceñas, facilitando la aparición de conductas de riesgo y dificultando un desarrollo adecuado de los/as niños/as y adolescentes.

La población con la que trabaja la Asociación Mi Rancho se caracteriza por encontrarse en riesgo o en situación de exclusión social. Esto refiere a personas que no pueden acceder a una gran parte de los recursos que ofrece el sistema y se refleja en la imposibilidad de disfrutar de sus derechos fundamentales.

 

En el caso de los/as niños/as, que es el principal colectivo en el que se centra nuestra intervención, estas situaciones de especial vulnerabilidad o de exclusión se manifiestan en conductas como la falta de atención física y psicológica, la utilización del castigo físico o la falta de escolarización durante el periodo obligatorio.

Ante estas situaciones, la Asociación Mi Rancho interviene desde diferentes perspectivas y estadios dentro del proceso de exclusión, así como sobre distintos colectivos que tienen una especial vulnerabilidad.

 

Cabe destacar la importancia de la comunidad y de la familia como sistemas de apoyo social con incidencia muy notable dentro de la ciudad, sistemas sobre los que están focalizadas también nuestras intervenciones.

Es la familia, según la literatura, uno de los principales factores influyentes en la realidad que sufren los más de 2500 niños, niñas y adolescentes que se encuentran en situación de calle (NNASC) en Santa Cruz, un colectivo central dentro de la intervención de la Asociación.

Se trata éste de un segmento social altamente vulnerable y expuesto a riesgos como la explotación laboral, el consumo de alcohol y drogas y la trata y el tráfico de personas, así como a un deterioro notable de su salud física y psicológica. Muchos de los menores provienen de familias disfuncionales donde se dan situaciones de violencia física, psicológica o sexual.

También, estas familias se caracterizan de manera general por una escasez de recursos económicos, lo que, en muchas ocasiones, precipita la salida de los/as niños/as a la calle con vistas a un trabajo con el cual poder agregar algunas ganancias al núcleo familiar.

Cabe destacar que, aunque la familia se señale como el principal factor de expulsión, existen otras variables que influyen en este proceso, como es la desvinculación de la escuela o la existencia de atractivos asociados a la vida en la calle (sensación de libertad, sentimiento de pertenencia a un grupo de iguales, diversión), aspectos sobre los que nuestras intervenciones tienen una incidencia directa.

En la actualidad, aunque se han hecho algunos avances para reducir esta problemática, continúa existiendo un déficit de políticas públicas para dar respuesta a la situación de los NNASC. La mayor parte de las intervenciones existentes con esta población tienen un carácter asistencialista y no cuentan con los recursos necesarios para ofrecer una intervención integral e individualizada.

Por ello entendemos como necesario ampliar el trabajo de prevención y atención, con el fin de restituir los derechos de esta infancia, desarrollando intervenciones que promuevan alternativas a los menores para que puedan desarrollarse de forma autónoma, libre y completa.

Además de la atención hacia un colectivo tan vulnerable, es necesaria la intervención en forma de prevención primaria a nivel familiar y comunitario, con el objetivo de evitar posibles dinámicas sociales negativas que provoquen en el futuro situaciones de exclusión.

Por eso desde la Asociación se trabaja también desde esta perspectiva, por medio de proyectos socio comunitarios asentados en comunidades con dificultad de acceso a los recursos.

Desde la Asociación Mi Rancho, por tanto, intervenimos integralmente sobre colectivos especialmente vulnerables dentro de la sociedad cruceña, concediendo una especial importancia a la infancia y la mujer, e incidiendo de forma específica sobre los sistemas familiares y comunitarios. Nuestro trabajo está dirigido a la prevención y a la atención de algunos de los problemas sociales más destacados de la ciudad.

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